La macrobiótica como filosofía de vida

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Según la etimología de origen griego macro significa grande, bio significa vida, una forma de vivir la vida de manera grandiosa estando en armonía con la naturaleza. La base de la macrobiótica es el principio oriental del yin y del yang, las dos fuerzas opuestas y complementarias a la vez. El día y la noche, la luz y la oscuridad, el frío y el calor, la expansión y la contracción. En la unión de estas dos fuerzas está la armonía, el equilibrio.

La macrobiótica es el camino ideal para obtener el equilibrio entre los cuatro cuerpos, físico, mental, emocional y espiritual. Se definen siete condiciones para la salud y la felicidad:

  • Nunca estar fatigado ya que esta es signo de enfermedad.
  • Tener buen apetito, cada alimento, independientemente de lo sencillo que sea, es tomado con placer y agradecimiento.
  • Sueño profundo, deberíamos dormirnos a los pocos minutos de poner la cabeza en la almohada y despertarnos descansados.
  • Tener buena memoria, la memoria es un factor muy importante de nuestra vida, ya que es la base de nuestra personalidad. Quien recuerda todo lo que ve y escucha es porque tiene una buena memoria.
  • Buen humor, cuando gozamos de buena salud somos alegres en todas las circunstancias, compartimos con nuestros seres queridos dicha felicidad y agradecemos cada una de las situaciones que nos suceden. Dar sin recibir a cambio.
  • Rapidez de juicio y ejecución, facultad de pensar, discernir y actuar correctamente con agilidad en la vida.
  • La justicia, este concepto es tan amplio y difícil de sintetizar…podemos explicarlo como no mentir, amarse y amar a los demás, superar las dificultades y aprender de ellas, convertir las desgracias en alegrías, vivir una vida plena.

Una vez leído esto, ¿que tal si lo llevamos a cabo? La macrobiótica propone empezar por un cambio en los hábitos alimenticios y de prácticas diarias: como una buena actitud ante la vida y la realización de ejercicio físico. Actualmente, estamos rodeados de polución ambiental, de gente y emociones tóxicas, de estrés, alimentos desnaturalizados y llenos de químicos, parece un entorno lo suficientemente peligroso como para decidir cambiar, aún así, nosotros tenemos el poder de conseguirlo, somos responsables de nuestro estado de salud o enfermedad.

Cuando decidimos dar el paso hacia una vida grandiosa no sabemos muy bien por dónde empezar, por ello es importante seguir las pautas de un profesional, nos ayudará a levantarnos en momentos difíciles. La transición es un camino de aprendizaje sobre uno mismo, donde salen nuestros miedos, temores, agresividad contenida, emociones aparentemente desagradables de las que aprenderemos constantemente.

sanar con el amor en la cocina
Equilibrio a través de la alimentación

Para comenzar la transición os propongo algunas de las prácticas de la cocina macrobiótica, ya que cambiando la forma de comer cambiamos la forma de pensar, somos lo que comemos:

  • Consumir alimentos en su forma integral, disminuyendo el consumo de los procesados y refinados desprovistos de vida.
  • Cambiar la ingesta de grasas saturadas por grasas insaturadas en forma de semillas y frutos secos y aceites vegetales extraidos en frío.
  • Eliminar los azúcares simples y cambiarlos por carbohidratos de absorción lenta como los cereales en grano integrales.
  • Consumir alimentos de producción ecológica en lugar de alimentos cultivados con químicos.
  • Adaptar la dieta a las condiciones climáticas, de estación y a nuestras necesidades personales.
  • Evitar el consumo de alcohol, refrescos y bebidas estimulantes, cambiarlo por jugos de frutas, de verduras, infusiones.
  • Disminuir la cantidad de proteína animal y aumentar la proteína vegetal, en forma de tempeh, seitán, natto, tofu, legumbres.
  • Comer en un ambiente tranquilo, sentado y masticando muy bien cada bocado.
  • Seguir un orden en los horarios de comidas.
  • Utilizar condimentos macrobióticos en lugar de salsas procesadas, llenas de grasas y azúcares.
  • Variar los métodos culinarios, estilos de corte, cocción.

Una vez establecidos estos hábitos, se marcan otros diferentes para integrar a éstos, entrando en niveles más profundos como el emocional y el espiritual. Puede parecer costoso pero cada uno debe establecer sus prioridades, negociar con uno mismo (con ayuda del terapeuta) e ir avanzando en el camino. Marcar objetivos claros facilita la labor y premiarse día a día por cada paso conseguido es de vital importancia.

El ritmo de vida actual y la falta de tiempo no deben ser excusas para el verdadero cambio. Por suerte vivimos en lugares donde hay alternativas a lo tradicional, y la primera de ellas debe ser nuestra cocina, nuestro laboratorio de salud. Dedicar tiempo a cocinar diariamente es una tradición ancestral que estamos perdiendo y no debería de ser así ya que el ingrediente rey para que una comida sea medicinal es el amor, y eso no podemos comprarlo, pero si trasmitirlo al alimento a través de nuestras manos (prolongaciones del corazón). Otras alternativas pueden ser los restaurantes ecológicos que cuidan cada uno de los ingredientes que forman el plato, elaborado con dedicación y pasión.

Hoy en día somos muchos los que nos dedicamos a contribuir a la salud de las personas a través de la alimentación porque creemos que el equilibrio de los cuatro cuerpos empieza por una nutrición equilibrada a nivel energético y nutricional. Os invito a que cocinéis y degustéis un plato armonioso, un plato macrobiótico.

Cita de George Oshawa: no hace falta ocuparse de la enfermedad porque es inútil ya que es variable y siempre está presente. Hace falta crear en el cuerpo humano el medio en el cual esta no incube.

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